El mejor láser para tratar las cicatrices de acné

¿Qué tipos de láseres se emplean habitualmente para tratar las cicatrices atróficas de acné?

En términos generales, los dispositivos más empleados son aquellos que promueven la formación de colágeno en la dermis, cuya función será rellenar la atrofia de las cicatrices y facilitar el tensado de la superficie cutánea. Entre estos destacan los láseres de erbio (ablativo clásico, ablativo fraccionado o no ablativo) y el de CO2 (ablativo clásico o ablativo fraccionado). Para conocer más detalles sobre qué significa el ‘fraccionamiento’ de un láser puedes consultar aquí; y si deseas conocer más sobre láseres no ablativos, pulsa aquí.

 

Conceptualmente, fraccionar un haz de láser es dividir la misma energía que circula por un solo rayo en distintos haces; y un láser no ablativo consigue tratar la capa intermedia de la piel sin dañar la superficial (epidermis), por lo que no provoca costras durante el procedimiento –pero es menos eficiente–. Entendemos por ‘resurfacing’ crear una nueva capa de piel a partir de un tratamiento con láser aplicado en una zona amplia, normalmente toda la cara. Los resurfacings pueden ser con láseres ablativos fraccionados o no fraccionados (clásicos).

 

¿Qué diferencias hay entre estos láseres y sus efectos?

Los láseres ablativos penetran hasta la dermis eliminando las capas superiores de la piel mediante calor: forman heridas que, al re-epitelizarse, ayudan a rellenar con colágeno nuevo los defectos existentes. Son más agresivos (forman costras), más eficientes (mayor resultado por sesión) y más efectivos (el grado de mejoría final es superior).

 

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